Este superalimento posee propiedades antioxidantes que ayudan a prevenir el envejecimiento y el deterioro precoz de nuestra salud cerebral. Además, contiene omega 3, esencial para proteger al cerebro del desgaste prematuro.

Según un estudio publicado en la revista The FASEB Journal, el chocolate negro ayuda a restaurar la flexibilidad de las arterias y también evita que los leucocitos se peguen a las paredes de los vasos sanguíneos.

La mejor opción para reponer el líquido que hemos perdido tras la realización de ejercicio, es beber agua. En el caso de que se trate de ejercicios de larga duración o sean muy extenuantes, se debe reponer con bebidas isotónicas. La cerveza, aunque sea sin alcohol, conseguirá el efecto contrario, deshidratar el cuerpo debido a su efecto diurético.

Las vitaminas liposolubles tienen la capacidad de acumularse en nuestro organismo y, con el tiempo, tener un efecto tóxico, lo mismo sucede con algunos minerales. Las vitaminas hidrosolubles, aunque el excedente se elimina por la orina, si las tomamos en grandes dosis pueden tener efectos nocivos. Por otro lado, aún no se han establecido dosis máximas de ciertas vitaminas y minerales de los que se sospecha un efecto nocivo en caso de sobreingesta. Por lo tanto, lo más recomendable es no abusar de productos enriquecidos y complementos dietéticos sin supervisión médica.

Los alimentos como los cereales integrales, el pan integral, el arroz o la pasta integral son alimentos ricos en fibra insoluble que tiene efectos protectores sobre el sistema cardiovascular.

El aceite de oliva porque resiste mejor las altas temperaturas sin deteriorarse, y por su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados que tiene muchas ventajas para la salud cardiovascular.

Este superalimento posee propiedades antioxidantes que ayudan a prevenir el envejecimiento y el deterioro precoz de nuestra salud cerebral. Además, contiene omega 3, esencial para proteger al cerebro del desgaste prematuro.

El chocolate negro puede ser capaz de disminuir el riesgo cardiovascular debido a su contenido en flavonoides, esteroles vegetales y a las características de la parte grasa del cacao. Esta grasa está formada por tres tipos de ácidos grasos: ácido oleico (ácido monoinsaturado beneficioso para la salud), ácido esteárico y ácido palmítico, aunque estos últimos son grasas saturadas, el ácido esteárico no modifica los niveles de colesterol LDL, ni lo sube ni lo baja, se comporta de manera neutral.

El sodio esta presents de forma natural en muchos alimentos. De hecho, alguien que no consuma sal de cocina puede cubrir sus necesidades (en condiciones normales). La sal de cocina potencia el sabor de nuestros platos, además, en algunos casos, de actuar como conservante; por lo tanto su papel en nuestra alimentación es más tecnológico o gastronómico que nutricional.

Según expertos de la Fundación del Corazón, “la glucosa es la única fuente de energía para el cerebro, que consume alrededor de 100 gramos diarios”. Los glúcidos hacen las veces de reserva de energía en forma de glucógeno, que se moviliza rápidamente para generar glucosa cuando se necesita.

Verduras como, por ejemplo, las coles tienen calcio, al igual que otros alimentos como las frutas, frutos secos, legumbres y alga.

El humo del tabaco está asociado a la formación de radicales libres, debido a su acción antioxidante, por eso es necesario que los fumadores y las personas que estén en un entorno fumador aumenten su ingesta en ácido ascórbico.

Las personas mayores tienen más riesgo de sufrir carencias de vitamina D y de calcio, por un lado, porque su alimentación no llega a cubrir todas sus necesidades debido a que suele ser insuficiente (falta de apetito, problemas de dentición, soledad, etc.) y, por otro, porque la sintesis de vitamina D a nivel cutáneo es mucho menor (disminuye esta capacidad con la edad y, sobre todo, las personas mayores salen muy tapadas a la calle). Una baja ingesta de calcio y una sintesis insuficiente de vitamina D pueden contribuir al aumento de sufrir osteoporosis.

Las vitaminas liposolubles tienen la capacidad de acumularse en nuestro organismo y, con el tiempo, tener un efecto tóxico, lo mismo sucede con algunos minerales. Las vitaminas hidrosolubles, aunque el excedente se elimina por la orina, si las tomamos en grandes dosis pueden tener efectos nocivos. Por otro lado, aún no se han establecido dosis máximas de ciertas vitaminas y minerales de los que se sospecha un efecto nocivo en caso de sobreingesta. Por lo tanto, lo más recomendable es no abusar de productos enriquecidos y complementos dietéticos sin supervisión médica.

El chocolate negro puede ser capaz de disminuir el riesgo cardiovascular debido a su contenido en flavonoides, esteroles vegetales y a las características de la parte grasa del cacao. Esta grasa está formada por tres tipos de ácidos grasos: ácido oleico (ácido monoinsaturado beneficioso para la salud), ácido esteárico y ácido palmítico, aunque estos últimos son grasas saturadas, el ácido esteárico no modifica los niveles de colesterol LDL, ni lo sube ni lo baja, se comporta de manera neutral.

Se trata de vitaminas liposolubles por lo tanto los alimentos que las proporcionan son ricos en grasas. El beta caroteno es un precursor de la vitamina A y se encuentra también de forma abundante en frutas y verduras (pero se necesita más beta caroteno para cubrir las cantidades de vitamina A). Nuestro cuerpo puede producir vitamina D mediante la exposición al sol.

Los alimentos como los cereales integrales, el pan integral, el arroz o la pasta integral son alimentos ricos en fibra insoluble que tiene efectos protectores sobre el sistema cardiovascular.

La mejor opción para reponer el líquido que hemos perdido tras la realización de ejercicio, es beber agua. En el caso de que se trate de ejercicios de larga duración o sean muy extenuantes, se debe reponer con bebidas isotónicas. La cerveza, aunque sea sin alcohol, conseguirá el efecto contrario, deshidratar el cuerpo debido a su efecto diurético.

La exposición suficiente al sol aporta las necesidades diarias de vitamina D y hace innecesario el consumo de productos enriquecidos en esta vitamina.

Las vitaminas del grupo B están presentes en casi todos los alimentos, aunque a veces en cantidades muy pequeñas. La levadura de cerveza, las legumbres y los cereales y sus derivados (sobre todo integrales) son muy buenas fuentes de vitaminas del grupo B. Las frutas y verduras crudas se caracterizan por su alto contenido en vitamina C.

Para conseguir una pérdida de peso de forma saludable, se deben evitar todo tipo de productos procesados. De manera que una alimentación saludable debe estar basada principalmente de materias primas. Los productos light contienen un 30% menos de valor energético que sus análogos, pero siguen siento productos procesados y con los mismos ingredientes. Además, muchas veces pensando que son «light», se tiende a consumir más cantidad de estos productos.

Los frutos secos tienen propiedades cardiosaludables atribuidas a diversos de sus componentes como las grasas poliinsaturadas. La nuez es la que contiene más ácido linolénico-omega3), fibra, vitaminas, minerales, antioxidantes, fitoesteroles...

Son una buena alternativa a las proteínas animales, y se pueden incluir en el desayuno, añadiéndolos a los cereales, o en las comidas, como complemento de pastas y ensaladas de verduras o frutas.

La alta cantidad de fosfatos, añadidos como ácido fosfórico en las bebidas de cola dificulta la absorción de calcio ya que la relación óptima entre estos minerales debe ser de 1-1,2 para que se absorban de forma correcta. Si hay más fósforo, se absorbe menos el calcio, por esta razón no se debe abusar de estas bebidas.

Se recomienda consumir como mínimo 5 raciones al día entre frutas y hortalizas frescas, ya que nos ayuda a prevenir algunas enfermedades como las enfermedades cardiovasculares.
Una ración de frutas (120-200 g en crudo y limpio) equivale a 1 pieza de fruta mediana (pera, manzana, naranja, banana, etc.); 1 rodaja grande de melón, sandía o piña; 2-3 piezas de ciruelas, mandarinas, higos,  etc., o 1 taza de fresas, cerezas, uvas, moras, etc.
Una ración de hortalizas (150-200 g en crudo y limpio) equivale a 1 plato normal de hortalizas cocinadas, 1 plato de ensalada variada, 1 berenjena, 1 calabacín, 1 tomate (grande), 2 pepinos o 2 zanahorias.